martes, 2 de septiembre de 2008

EDUCACIÓN SUPERIOR ¿ DERECHO O PRIVILEGIO?

Las diferentes etapas de evolución del hombre a lo largo de la historia nos llevarán siempre a recordarlo como un ser primitivo y más aún tendremos la imagen del prototipo de hombre estudiado por Charles Darwin. Mas, si observamos detenidamente nuestro entorno, veremos con asombro cuántos miles de años han pasado para ser hoy lo que somos. Hemos transformado el mundo atendiendo a nuestras necesidades y apetitos. Surgieron en todo tiempo preguntas que el hombre buscó responder paralelamente a sus descubrimientos en tanto se civilizaba. No hemos sido materia estática, siempre estamos en la búsqueda de “algo” y esto se debe a que, a diferencia de los animales y otras especies, nosotros poseemos un órgano privilegiado que es el corazón de todos nuestros engranajes de pensamiento, de nuestra inteligencia; razonamos por voluntad y funcionalidad, gracias a nuestro cerebro. Este órgano se entrena desde los primeros años y el niño adquiere un conjunto de habilidades durante su largo paso por la escuela. Estas habilidades a su vez conllevan el logro de capacidades que se fortalecen al interior de los claustros universitarios, donde germinan los descubrimientos y el desarrollo científico basado en la investigación. Sólo quienes tienen la posibilidad de educarse formalmente, harán ejercicio continuo en sus procesos mentales a partir de un conjunto de actividades sistemáticas y programadas en cada uno de los niveles educativos y si acceden a la educación superior , ésta les permitirá no sólo un status sino también el logro de nuevas capacidades. Entonces, yo me pregunto ¿ Qué pasa con los jóvenes que no pueden ingresar a la Universidad? ¿ Es acaso justo que la Universidad sea sólo para unos pocos? ¿ Dónde quedan los principios de equidad y justicia necesarios para convivir en una sociedad armónica? Considero necesario el análisis de estas premisas para abordar objetivamente el tema. Es por ello que destacaré los puntos que a mi criterio son importantes para sostener que la única forma en que la sociedad puede asegurarse que las capacidades de todos sean desarrolladas por completo, es mediante la educación superior masiva. Por consiguiente al ser este un asunto de interés social, debemos agotar todas las vías para llegar a una conclusión más o menos valedera.

Comenzaré por indicar que una educación superior masiva es el ideal de toda persona justa , democrática y sensible, considerando a la universidad como un espacio organizado donde se alcanza sin lugar a dudas una cultura mayor que la que se tuviera si no se es parte de ella. Es en la universidad donde el hombre desarrolla actividades de pensamiento más elevados, transformando y reacomodando sus esquemas mentales, asumiendo sus propios cambios en una evolución de otro nivel , que luego confrontará en su práctica social. Si el individuo es culto, su sociedad lo será también porque la cultura establece valores y hábitos de conducta que se ven reflejados en los cambios sociales, ya que el hombre al tener una educación superior será capaz de interpretar los problemas de la vida, y por consiguiente responderá mejor ante ellos. Entonces podemos decir que la educación es una inversión social, la misma que permite el desarrollo de recursos humanos, quienes a su vez son los responsables del desarrollo tecnológico y económico del país, por añadidura. La cultura influye decididamente en la mentalidad , en las aspiraciones y en las formas de vida de los individuos. Y ¿ En dónde el hombre puede alcanzar un mejor nivel cultural? ¿ No es la Universidad una cuna donde se tejen elevados pensamientos? ¿ No es aquí donde se desarrollan al máximo las capacidades del hombre?. Es la Universidad el espacio superior basado en la reflexión, la polémica, la búsqueda de verdades y el inagotable aporte de sus miembros. Por supuesto que sí. De ello se desprende que si todas las personas sin distinción alguna acceden a la educación superior podrán desarrollar sus capacidades, no estarán limitadas, cambiará su modo de ver el mundo, la vida, los problemas y entonces la sociedad se verá beneficiada.

Por otra parte si valoramos el hecho de haber alcanzado como sociedad el concepto de equidad y justicia, volveremos los ojos al pasado sólo para recordar con tristeza un período de la historia muy largo y ensombrecido por una serie de hechos opuestos a la libertad e igualdad; me estoy refiriendo a la edad media, en donde el saber y la educación estuvieron limitados a las escuelas que había en los monasterios y catedrales; los mismos que condicionaban un status y privilegios otorgados por el poder civil y el papado , no siendo extensivos para el común de las personas; es decir sólo unos pocos podían alumbrarse con el conocimiento. Este hecho entre otros que no pretendo mencionar forman parte de un pasado oscuro que no sería bueno repetir ya que, actualmente las condiciones en el ámbito educativo han cambiado mucho por la evolución misma de la sociedad, por el pensamiento de los hombres y por los derechos alcanzados. En este sentido debemos reconocer que cada época tiene una necesidad especial para la universidad; la de hoy no puede ser otra que contribuir al enriquecimiento de la sociedad a través de su quehacer educativo democrático y participativo. La Universidad tiene que abrir sus puertas sin reparos a todos para cumplir el reto de crecer culturalmente. Habrá quienes digan que la justicia no se alcanza nunca o que la equidad es incompatible con la justicia, pero el hecho es que es nuestro deber actuar y pensar progresistamente en el marco de las necesidades sociales y mundiales. El hombre no puede quedarse relegado de la cultura, el hombre tiene que prepararse para hacer frente a los requerimientos de esta sociedad, el hombre nació capaz de ser capaz cada día y no debe empobrecerse mirando a través del cristal de la vida, cómo sus coetáneos desarrollan, evolucionan, producen, cambian, se enriquecen gracias a la educación superior. La universidad es una segunda madre para los individuos y una madre no puede dar la espalda a sus hijos o preferir a algunos en desmedro de los otros porque esto trae consecuencias que se plasman en la sociedad de manera irrecuperable, como por ejemplo en las actitudes de los jóvenes violentos y frustrados, los resentidos sociales, los malhechores, los suicidas, los pandilleros, los parásitos sociales, que están allí envenenando o destruyendo de algún modo a su comunidad, porque no fueron parte de, porque simplemente no hubo un lugar para ellos en este sistema, que a veces se pinta como una jungla donde supervive el más fuerte sobre el débil. Decía Rousseau “todos los hombres nacen libres e iguales por naturaleza y el hombre natural nace bueno pero debe hacer frente a una sociedad corrupta”, y , es justamente esta sociedad corrupta la que a mi parecer, ayudamos a formar cuando le negamos a un joven la posibilidad de seguir estudios superiores, de crecer como persona, de lograrse como profesional, de integrarse al mundo laboral, de ser competitivo y capaz. ¿Y entonces, qué podremos luego esperar de ellos ? , no solamente más pobreza sino la frustración colectiva que paraliza al hombre y le impide ser capaz de dar una idea, de crear o proponer soluciones. No olvidemos que en nuestro país las diferencias sociales son muy marcadas, posiblemente porque los grupos menos favorecidos tienen siempre entre sus miembros personas llenas de complejos y limitaciones de toda índole para manifestarse y hacerse de un lugar en la escala social, ya que en muchos casos ni siquiera pueden acceder a la educación básica, menos aún a la superior.

Una perspectiva diferente de ver este problema es creer que si la universidad se masifica la calidad de la educación disminuye. Quienes apoyan esta consideración se han alejado de la óptica social porque no han pensado en las consecuencias que trae para la sociedad que sólo unos pocos tengan acceso a la Educación Universitaria. Habrá de seguro una educación casi exquisita para ellos, tendrán la posibilidad de potenciarse profesional, personal y culturalmente; pero y ¿ qué pasará con aquellos que no están en el sistema? ¿serán acaso una nueva generación de gente oprimida, pasiva, o peligrosa?. Porque la exclusión no sólo trae rechazo, resentimiento, pobreza o frustración sino también un desaliento generalizado y una desvalorización social a gran escala, porque los hijos de los hijos reciben esa herencia y entramos en un círculo vicioso, o volvemos al pasado enajenante en alguna época.

De otro lado tenemos quienes sostienen que si todos ingresan a la universidad, existirá también un grupo masificado de jóvenes con diferentes niveles de aprendizaje y esto constituirá un problema, pero yo me pregunto ¿un problema para quién?, porque es lógico pensar que habrá quienes estén preparados para llevar adelante todo un proceso educativo complejo en el nivel superior, y también quienes en el camino no logren cumplir con los niveles requeridos o simplemente no se adapten. Este fundamento de las diferencias en los niveles de aprendizaje no puede ser un condicionante para acceder al nivel superior, ya que si no permitimos que el individuo tenga la experiencia lo estamos privando de su condición de ser humano libre y más aún lo estamos vejando con esa marginación, diciéndole sin palabras “ tú eres diferente”, “ tú vales menos”, “ tú no puedes” “para ti no se hizo la universidad”. Alternativamente a esta actitud selectiva, podríamos rescatar el pensamiento de Platón , quien sostenía que el hombre auténtico sería áquel que consiguiera vincularse a las ideas a través del conocimiento como acto intelectual. Permitir entonces la masificación de la educación superior contribuye también a cubrir las necesidades que tiene el individuo de autorrealización y de estabilidad emocional. Cuántas veces no hemos sido testigos de jóvenes angustiados por no lograr su ingreso a la universidad; y en este sentido, se suma la actitud desesperada de la familia que siente decepción por el hijo que no ingresa. Es más, yo pienso que los exámenes de admisión a las universidades no deberían darse, ya que son una puerta cerrada para los muchachos de estratos sociales bajos, quienes provienen de hogares malnutridos, con limitaciones económicas y mayoritariamente de colegios públicos. Debemos desterrar de nuestras conciencias esa idea cerrada, selectiva y hasta egoísta de pensar que la universidad es derecho de unos pocos. Aquí el Estado tiene un rol fundamental, para garantizar no sólo que todos tengan derecho a una educación universitaria de calidad sino también para proveer los mecanismos que sostengan al alumno durante su paso por la universidad a través de ayudas económicas o experiencias laborales básicas.

Finalmente , diré que si todo cuanto inventó el hombre, a lo largo del tiempo, las teorías, los avances científicos y tecnológicos , constituyen signos de cultura, evidencias de su pensamiento, manifestación de su evolución de primitivo a civilizado, y estos cambios han sido producto de la educación en sus diferentes niveles sin lugar a dudas; entonces es el justo mérito reconocer la influencia transformadora que ejerce la educación superior en el hombre y por consiguiente en la sociedad ya que a partir de la universidad se investiga, descubre, propone y transforma el medio. Permitamos entonces que todos los individuos sin distinción alguna, puedan acceder a la educación superior para que desarrollen sus capacidades en bien común y propio y consecuentemente alcancen una mejor calidad de vida . Defendamos esta idea, ya que sólo así tendremos una nueva sociedad. ¡ La educación debe ser un bien colectivo y el tesoro nacional,¡ no lo olvidemos¡

Soledad Liz Bojórquez Meneses

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